Caesseth
Perro de Dan
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«Entre oscuros lirios escoltados por creciente musgo, una solitaria gema de ámbar era hallada. Al igual que si de una piedra de jaspe se tratase, la bendición de la Diosa se cernía sobre aquellos que la habían descubierto. No obstante, tan pronto como cálidas yemas la envolvían, el cristal se quebraba y con él el milagro se tornaba fúnebre —sabía entonces el talontar, que moriría, fruto de la más impía enfermedad.»
Poco queda de aquella pálida, inocente y voluptuosa mujer que, Talona, antaño fue. Alta, demacrada, con una melena desatendida y unos ojos vacíos de toda esperanza, la marca de los años y la enfermedad han marchitado su cuerpo. La belleza, y la tentación que ahora sólo baile puede evocar, se ha visto reemplazada por cicatrices desfigurativas y una silueta que sólo la hambruna puede lograr. Demolida, por el peso de duros años y enfermedades horribles, culmina su rostro con tatuajes de textos religiosos —y, por allí por donde camina, sólo infortunio y muerte osan seguirle. Los teólogos, no pueden evitar encontrar en ella una figura “extraña”, avariciosa y petulante como una niña; más, caprichosa, dolida y rencorosa como una amante que además de traicionada ha sido desterrada.
Incluso si algunos textos antiguos mentan a la propia Talona bajo el nombre de “Kiputyttö”*, siempre se trató de una rival que no dudó en intentar igualar la potencia destructiva de la Diosa sobre el estado superviviente Netherino de Asram. Nutriéndose de las plegarias y ofrendas de aquellos que buscaban apaciguar la cólera de cada deidad, la mortalidad de las plagas empleadas únicamente ascendió, llegando a emerger incluso —según algunos eruditos— padeceres de naturaleza mágica. Los recursos curativos de los diferentes credos del lugar no pudieron hacer frente a la demanda que el mórbido duelo producía, y, en el transcurso de un mes, incluso aquellos que abandonaron el estado terminaron por perecer fruto de la enfermedad; quedando completamente aniquilada la población de Asram. Asesinada Kiputyttö, el símbolo de Talona cambió su orientación y sus colores.

Offtopic :
*. En el folklore finés, Kiputyttö (“Chica Dolor”/“Hija de la Tortura”), es un espíritu conocido por efectuar conjuros capaces de aliviar o provocar dolor físico y emocional. Debido a esto, se le reconoce como una Diosa del Dolor y la Enfermedad, diferenciándose de otras entidades de misma índole por su carácter melancólico. Usualmente hallada en una colina llamada Kipumäki, sobre el cruce de tres ríos, llora mientras crea piedras de dolor —agujereándolas para maldecir o sanar, antes de arrojarlas al fondo de las aguas cercanas. Es una de las hijas de Tuoni, el Rey y Dios finés del Inframundo, junto a Loviatar y otras tres doncellas que comparten sus dominios. Talona, está basada en ella.
En la Runa 45 de Kalevala, se recoje una plegaria a Kiputyttö que dice así...
Kiputyttö, Tuonen neiti,
Kiputyttö, hija de Tuoni
joka istut kipukivellä
sentada en el monte de la angustia
joen kolmen juoksevassa,
en la unión de tres ríos,
veen kolmen jaka'imessa
convirtiendo piedras de dolor y tortura
jauhaen kipukiveä, Kipuvuorta väännätellen!
¡aleja estas enfermedades caídas!
Käy kivut kereämähän kitahan kiven sinisen,
a través de las virtudes de la piedra azul,
tahi vieretä vetehen,
guíalas por las aguas,
syytäise meren syvähän,
húndelas en las profundidades del océano,
tuulen tuntumattomahan,
donde los vientos jamás las encontrarán,
päivän paistamattomahan!
¡donde la luz del Sol jamás entra!
Kiputyttö, hija de Tuoni
joka istut kipukivellä
sentada en el monte de la angustia
joen kolmen juoksevassa,
en la unión de tres ríos,
veen kolmen jaka'imessa
convirtiendo piedras de dolor y tortura
jauhaen kipukiveä, Kipuvuorta väännätellen!
¡aleja estas enfermedades caídas!
Käy kivut kereämähän kitahan kiven sinisen,
a través de las virtudes de la piedra azul,
tahi vieretä vetehen,
guíalas por las aguas,
syytäise meren syvähän,
húndelas en las profundidades del océano,
tuulen tuntumattomahan,
donde los vientos jamás las encontrarán,
päivän paistamattomahan!
¡donde la luz del Sol jamás entra!
Ficha técnica
- • Símbolo. Tres lágrimas venenosas sobre un triángulo púrpura.
• Plano natal. Eriales de la ruina y desesperación.
• Alineamiento. CM.
• Ámbitos. Enfermedad, veneno.
• Aliados. Bhaal (muerto), Bane, Shar.
• Enemigos. Chauntea, Loviatar, Ílmater, Mielikki, Silvanus, Shiallia, Kélemvor, Tyr, Liira, Sune.
• Alineamiento del clero. CM, NM, CN.
• Dominios. Caos, Destrucción, Mal.
• Arma predilecta. Mano sarnosa (impacto sin arma).
• Colores eclesiásticos. Gris, verde, gris verdoso.
• Adoradores. Asesinos, enfermos, druidas, sanadores, hombres-rata.

Tratándose de una fe que promueve muerte y enfermedad, la Iglesia de Talona opera de manera clandestina incluso en aquellas regiones en las que se profesa una devoción más ferviente a causa de los padeceres relampagueantes que allí proliferan. Padeceres, cuya autoría es habitualmente reclamada al culto, contrayendo así una peligrosa deuda con estos. Cuando una nación o ciudad-estado destierra, condena o castiga a un talontar —sea cual sea la razón, culpable o no— los devotos de la Diosa trabajan en forzar una plaga en aquel lugar para impartir una lección de humildad como respuesta a tal insulto. Los rumores afirman, así mismo, que algunos talontar sin escrúpulos han elegido ocasionalmente a individuos especialmente ricos para dichos castigos —enfermándolos, para reclamar posteriormente, a través de amenazas y extorsión, sus riquezas y propiedades como legítimas de la Iglesia. Aún en aquellos casos en los que se hacen con alguna propiedad, los devotos de Talona habitúan a reunirse en catacumbas secretas bajo ciudades o ruinas en la espesura. Sus templos, suelen ser subterráneos, construidos sobre escombros de alcantarillados inundados o en grutas húmedas repletas de hongos.
Aquellos que se consagran a la senda de la Plaga, son enseñados que si respetan la muerte y todos aquellos poderes que pueden influir en esta, ese conocimiento les permitirá ser más longevos. Se les inculca, así mismo, que aquellos que se creen invencibles por las riquezas que poseen, por sus poderosos conjuros, o por su capacidad de empuñar un filo con destreza, aprenderán respeto y humildad a través del aliento de Talona —el gran igualador. Lo que parece motivar al talontar en su día a día, es una búsqueda constante de dicho respeto; el cuál es debido a la deidad por su potencial devastador, así como a los usuarios de sus dones divinos. Incluso si las manos de la Diosa son capaces de sanar cualquier dolencia —incluidas maldiciones, geas, licantropía y amputaciones—, el regalo que guarda a sus fieles, es un mortífero beso de precaras consecuencias.

Por allí por donde los devotos de Talona pasan, esparcen rumores que aumentan la reputación de la Madre de todas las Plagas. Venden venenos, antídotos, medicinas e investigan silenciosamente nuevos brotes y aflicciones a los que habituarse. Cuando alzan sus altares en la espesura, lo hacen en pantanos y marjales, allí donde más mosquitos habiten y más hedor a descomposición abunde. Rodean diferentes estructuras de viales de veneno, y desfiguran aquellas gárgolas que encuentran para asemejarlas a mortales azotados por distintas enfermedades. Dentro de su ética, incluso si la muerte y la vida están en equilibrio, esta segunda sólo prevalece por la abundancia de la procreación —siendo la muerte, la lección que a todos espera, donde se hospeda el verdadero poder.


«[...] Y si la voluntad de Talona ha de hacerse a través de la punta de una daga envenenada, así se hará.»

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